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lunes, 20 de junio de 2011

EL REFLEJO

Elcuentacuentos.-

EL REFLEJO

Notó como se le erizaba el pelo al tener aquella imagen en su campo de visión.
Mi amigo Julián, siempre ha sido un amante de las antigüedades y por suerte se puede dar el placer de conseguir todo aquello que es de su gusto. Es un hombre de buena posición económica, que dedica su tiempo libre a buscar muebles y objetos antiguos y presume de conseguir los mejores en calidad y precio. No duda en viajar a cualquier lugar donde tenga conocimiento que se va a realizar una subasta o está en contacto permanente con los mejores anticuarios de dentro y fuera del país.

Para él, los muebles de estilo renacentista siempre han sido sus preferidos, pero presume también de saber cuando un objeto tiene la suficiente originalidad y materiales nobles que lo haga único y merecedor de pertenecer a su vasta e importante colección, que por cierto está considerada una de las mejores del mundo.

El caso fue, que aquel impresionante espejo lo consiguió de una forma poco usual y quizás demasiado fácil, para lo que estaba acostumbrado a luchar y regatear cuando algo se le antojaba de veras. La cuestión sucedió cuando otro amigo en común y conocedor de la debilidad de Julián, vino a visitarlo desde Palencia, para informarle que en una casa antigua de uno de sus paisanos, fallecido hacía poco tiempo y que iban a poner en venta sus herederos, había visto cosas que seguro le gustaría poseer. Le advirtió no ser un experto en esos menesteres, pero el vestuario que pudo contemplar en la mansión, tenía unos tallados y unas maderas que impresionaban a cualquiera. Eso por no hablarle de la forja maravillosa que tenían las lámparas y los espejos...

El entusiasmo de Julián, fue aumentando por momento, según le explicaba los pormenores nuestro amigo y decidió ir con él hasta Palencia al día siguiente.

Serían las doce de la mañana, cuando mis amigos emprendieron viaje. Me despedí de ellos con nostalgia, ya que a mi también me hubiera gustado visitar de nuevo la ciudad del Río Carrión, donde pude disfrutar de unas tardes deliciosas hacía justo un año, pero mi posición no se puede comparar a la de mi amigo y mi trabajo es de subordinado, por lo cual dependo de mi sueldo para vivir y sólo en vacaciones puedo relajarme y viajar a placer.

Julián regresó justo una semana más tarde y venía pletórico de alegría, porque no sólo le había agradado los muebles y complementos de la citada residencia, sino que el entusiasmo era desbordante, ya que el palacio, el lugar y todo su contenido le resultó mágico y decidió comprar toda la hacienda, pagando por ella, menos de lo que quizás le hubiera costado una antigüedad por separado. Mandó obreros y restauradores y decidió irse de nuevo, pero en esta ocasión con más tiempo, para poder dirigir y supervisar todas las reformas que tenía en mente. Me comentó que lo que contenía la casa era de un valor incalculable, mandado a hacer por un antepasado del último propietario, todo, menos un maravilloso espejo que no se conocía ni su antigüedad ni su estilo, pero que era una de las piezas más hermosa que había visto en su vida. Pasado diez días desde su regreso, Julián se volvió a Palencia, para quedarse en la mansión y donde prometí reunirme con él transcurrido un mes, que por fin comenzarían mis vacaciones estivales.

Los treinta días lo pasé preparando mi descanso e imaginándome cómo sería aquel caserón y su entorno, que tanto había gustado a Julián. Me apetecía volver ese año también a tierra palentina y retomar aquellas tranquilas jornadas del verano anterior, que tanto me relajaron y que tan cortas se me hicieron...

Llegó el día y me dispuse a partir nada más salir del trabajo. Las maletas estaban preparadas y como haría el viaje en mi propio automóvil, no tendría que depender de un horario de trenes o aviones que tanto me molestaba. En verdad me gustaba España y sus diferentes paisajes y no necesitaba hacer muchos kilómetros para encontrar todo lo que anhelaba para recuperar fuerzas y llenar mi espíritu de belleza y relax.

Julián me esperaba aproximadamente a las once de la noche. Cuando hablé con él por teléfono, lo encontré raro, incluso llegué a pensar que no le agradaba la idea de que fuera, pero disipó mis dudas, cuando al comunicarle la hora en que llegaría, su voz pareció mostrar alegría y me agradeció que me desplazase esa misma noche...

Llegué más o menos a la hora prevista, al hotel donde habíamos estado alojados las vacaciones anteriores y donde cenaríamos, antes de desplazarnos a la nueva casa de mi amigo.

Durante la cena, Julián, me fue contando lo que le había sucedido y que lo tenía totalmente fuera de control. Por lo visto sólo había pasado una noche en su residencia y fue espeluznante... La restauración se hizo primeramente en una de las habitaciones, que sería la que él ocuparía y en las zonas nobles de la casa. El espejo fue una de las piezas escogidas para amueblar la alcoba principal.

Lo que sucedió cuando mi amigo se quedó solo, tras marcharse los obreros, hizo que se le erizara todo el pelo, pues de pronto en el espejo apareció una imagen perteneciente a lo que parecía un noble de siglos atrás. Cuando tuvo aquella imagen en su campo de visión y temiendo lo peor, salió de la casa como alma que lleva el diablo y desde entonces se estaba quedando a dormir en el hotel. Sólo había sido capaz de volver, cuando estaban trabajando los operarios. El espejo lo hizo tapar y llevar a la zona más alta de la vivienda.

Julián y yo nos conocemos desde el colegio y sé que es un hombre con la cabeza bien amueblada. Además, al contrario que yo, no es una persona fantasiosa ni nostálgica. Lo que me contaba, despertó mi parte más aventurera y lo convencí para que también se lo contara a Vicente, el amigo palentino que le facilitó la compra del palacio y los tres juntos nos quedaríamos aquella misma noche en la mansión y así tratar de saber algo más del insigne personaje del espejo...


No me da tiempo de escribir más y no me gusta demasiado las historias que continúan, pero no me queda más remedio que aplazarlo a un segundo capítulo. Ni siquiera puedo revisarlo. Así que no tengáis reparo en decirme todas las faltas que veáis.
Si estáis de acuerdo Continuará.....


Puedes leer más historias en el siguiente enlace:
ttp://www.elcuentacuentos.com/

4 comentarios:

Rebeca Gonzalo dijo...

Quiero más de verdad. Me has conquistado mencionando tierra palentina: paso allí mis veranos y son recuerdos impagables. Besotes.

Pugliesino dijo...

Estoy de acuerdo con que sigas escribiendo :)
Has impregnado el texto de tiempo en donde no había medidas sino el momento, hecho de un pasado que lo transformas en ayer y de un presente que parece lejano. Un encantador viaje de nostalgia y misterio por un lugar del que guardo bellos recuerdos.
Y nunca mejor dicho lo de Guardo :) un pueblo del norte palentino.

Un abrazo Roc

Rebeca Gonzalo dijo...

¡Hola, guapi! Sólo quería anunciarte que El Cuentacuentos ha regresado y lo ha hecho con mucha fuerza. Muchos y buenos primeros relatos (creo que casi 30). Sólo quería contártelo.

Besotes.

Anónimo dijo...

Hola mi querida Roc, te encontré en el blog de Quralt y me dió mucha alegría verte...te voy a enlazar a mi Word Press ya que aquí en blogger tengo cuenta pero no hago casi nada
Que tengas un feliz año nuevo
nose stamos viendo
besosss de fin de año
Carmen