Cuéntame para poder situarme

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domingo, 12 de junio de 2011

OTRA OPORTUNIDAD





OTRA OPORTUNIDAD


Por arte de magia, mi deseo se hizo realidad y todo el mundo desapareció. Las calles estaban desiertas. Los coches en medio de las carreteras con las puertas abiertas, pero ni un conductor, ni un alma andando por las aceras o entrando en los grandes almacenes. Dos coches patrullas también con las puertas abiertas, pero ni un agente. ¿Qué habría sucedido? ...Claro que yo había deseado estar sola en un mundo donde nadie fuera más que nadie y donde no se hiciera daño gratuitamente, pero sólo era un deseo en un momento de rabia. En un instante donde me acababa de enterar de que mi novio de siete años, me la estaba pegando con una compañera...

Me sentía aturdida y perpleja; corrí hacia uno de los coches patrullas, a ver si alguien contestaba a la radio. Lo que estaba pasando sería solamente en la plaza más céntrica de la ciudad y el resto seguía activo como siempre. Seguro que el único brujo conocido en el mundo, estaba cerca de mi cuando deseé con fuerza que todo el mundo desapareciera y se lo estaba pasando de miedo a mi costa...

Nada, la radio no emitía ni sonido.

-¡Coño! ¿Quién ha hecho esta estupidez? ¡Sea quien sea que salga y de la cara! -Comencé a gritar como una loca mientras giraba 360ª una y otra vez-.

Temblando, saqué el móvil del bolso y marqué el número de mi madre. Ella no se prestaría a dar una broma tan pesada a su hija. No daba la señal de llamada, pero si salió la voz amable de la mujer, diciendo que el teléfono que marcaba estaba ocupado o fuera de cobertura. Era la primera voz humana que oía, a parte de la mía, desde que comenzó aquel raro fenómeno. Corrí y entré en varias cafeterías y tiendas de la zona, pero tampoco había nadie. Intenté robar en una de las grandes firmas cercana al edificio de mis oficinas. Seguro que cuando me llevara aquel carísimo juego de anillo y pendientes de diamantes saldrían como comadrejas de sus escondites, pero no, cogí las joyas y me las metí en el bolsillo y nadie gritó ni me persiguió. Decidí subir a la oficina y tampoco allí quedaba nadie, todos mis compañeros se habían esfumado por arte de aquel puto brujo que me la estaba jugando bien. Aproveché y busqué en los cajones de la mesa donde se sentaba mi novio y allí encontré un montón de cartas y notitas, donde los sinvergüenzas se declaraban lo que se amaban y deseaban (y el cerdo jurándome que eran sólo imaginaciones mías...).

Bajé a la calle y me monté en el coche más potente que encontré; lo puse en marcha y me dispuse a recorrer toda la ciudad de barrio en barrio. Alguien tendría que estar en algún lugar. Si yo estaba bien, seguro que otras personas habrían corrido mi misma suerte... Busqué y busqué desesperadamente, pero no encontré a nadie ni vivo ni muerto.

Salí a carretera abierta y dispuesta a recorrer población por población hasta que viera a otro ser humano. Seguro que quedaría algunos en algún sitio y no cesaría hasta encontrarlo...

Pasaron los días... Me servía de la gasolina que necesitaba y comía lo que encontraba en los supermercados; todo estaba abierto y a mi alcance, las casas más impresionantes, que había visto sólo en películas, estaban abiertas y dispuestas para que yo pudiera descansar cuando lo necesitara.

Llegué a la frontera y pude cruzarla sin que nadie me diera el alto y así ocurrió de país en país...

Ayer hizo un mes que desapareció de la tierra cualquier vestigio de los seres humanos, menos yo. Yo era la única que había permanecido aquí y por más vuelta que daba, no me explicaba qué podría haber ocurrido...

Hoy, justo cuando se cumplía un mes y un día, me crucé en la carretera con otro conductor, dí un giro al volante y creo que él hizo igual. Bajé del vehículo y a toda prisa me dirigí hacia la otra persona, mientras a su vez él hacía lo propio. Nos miramos, nos tocamos, nos abrazamos, lloramos, reímos y después de un gran rato, también hablamos.... Por lo visto a él le había pasado lo mismo que a mi. Su novia también le había dejado por su jefe y de impotencia, pidió un mundo donde nadie engañara ni mintiera y se encontró solo de repente.

Nos contamos todas las adversidades pasadas y cuando estábamos abrazados y temblorosos como dos indefensos cachorrillos, se oyó una voz que nos dijo: "Tenéis la oportunidad de comenzar de nuevo y hacer un mundo sin falsedad ni egoísmo. Os dejo todo sin destruir para que sepáis donde han estado los errores. Sois mis elegidos”.

La voz silenció y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que hablábamos el mismo idioma, aunque procedíamos uno del sur y el otro del norte de Europa.

Lean más historias en el siguiente enlace: http://www.elcuentacuentos.com/

2 comentarios:

Rebeca Gonzalo dijo...

Dos nuevos Adán y Eva. Me ha gustado el relato y esa segunda oportunidad de comenzar desde cero.

Pugliesino dijo...

Tu relato recorre suficientes situaciones como para definir la sociedad que existe en estos tiempos, y no hay que desperdiciar las oportunidades que nos brinden o nos exterminaremos nosotros solos :)

Felicidades por seguir con ese compromiso con la escritura y la ilusión con que lo haces!